Este jueves en el Centro Cultural Gobbi se desarrolló la jornada “La importancia de conocer nuestros estilos de pensamiento en la educación”, encabezada por la psicóloga social argentina Andrea Pérez, experta en Neuromanagement y Neuroliderazgo, en el marco del programa +Talentos, coordinado por la Intendencia junto a la OPP, Inefop y ANEP.
Esquema interinstitucional
Con el auspicio de la Embajada de los Estados Unidos, la actividad contó con dos segmentos, dirigidos a docentes, padres y estudiantes.
El programa +Talentos se lleva adelante en Paysandú en el marco de una experiencia piloto y proporciona apoyo económico, académico y emocional a jóvenes de los quintiles más desfavorecidos de la sociedad que buscan concluir sus estudios secundarios.
La directora del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), Marisa Acosta, informó que la jornada estuvo inscripta en un programa de Fortalecimiento Docente y apuntó a fortalecer el trabajo de los equipos que interactúan directamente con los estudiantes, así como al resto de la comunidad, particularmente a las familias.
La llegada de la psicóloga Andrea Pérez se concretó a partir de la presentación de un proyecto específico ante la Embajada de los Estados Unidos, previéndose nuevas instancias con expertos que -explicó Acosta- “ayuden a los docentes a mirar la orientación ocupacional y la orientación vocacional, integrando otras formas de ver las distintas aristas de la educación”.
Trabajar desde la diferencia
Andrea Pérez es psicóloga social, experta en Neuromanagement y Neuroliderazgo, dedicada a la divulgación de conocimiento acerca de técnicas para detectar talentos naturales y cómo desarrollarlos en el aprendizaje.
La profesional explicó que se dedica desde hace muchos años a la “gestión del talento y desarrollo de personas dentro de organizaciones”, donde constató que “no siempre las personas son felices con la profesión que eligieron y con lo que estudiaron”, por lo cual “no siempre se adecuan al puesto que están ocupando”.
“Empecé a estudiar sobre neurociencias y comportamiento humano y me di cuenta de que las personas no son iguales, no todos podemos ser buenos en todo, si bien podemos aprenderlo”, explicó.
A partir de esta experiencia, se dedicó a “alinear” el trabajo de algunas personas con el lugar que ocupaban en una organización, contribuyendo a que “se sintiesen más satisfechas, más plenas”, en tanto planteó actividades con jóvenes en “orientación de carrera”.
“Se trata de darles herramientas para que se conozcan y a partir de un autoconocimiento poder tomar una mejor decisión respecto al área en la que van a estudiar”, indicó.
En cuanto al trabajo que se realizó en Paysandú con los docentes, explicó que se apuntó a ese proceso de autoconocimiento, donde por un lado están las competencias ya adquiridas y aquellas que se hacen con mayor entusiasmo y disfrute.
Este proceso -añadió- permite reconocer la diferencia en las personas que conforman el entorno, así como aquellas habilidades que “surgen naturalmente”, logrando contactar con “el poder de la complementariedad para trabajar o para enseñar”.
“A los chicos hay que ofrecerles áreas para investigar”, afirmó.